viernes, 4 de diciembre de 2015

Minimizando y posponiendo el pago de impuestos

Conseguir la jubilación anticipada es un sueño de largo plazo, y cada pequeña piedra en el camino puede retrasar notablemente su consecución. En entradas anteriores he hablado de cómo una comisión demasiado alta, o una inversión demasiado conservadora puede minar muy notablemente nuestra rentabilidad.

Otro factor muy importante a tener en cuenta que puede retrasar notablemente nuestra edad de jubilación son los impuestos. Para ser sinceros, nadie se libra de pagar impuestos, pero podemos posponerlos; esto nos permitirá que la cantidad sobre la cual se compone el interés sea mayor, y eso a la larga se nota. Al final de la entrada presento unos ejemplos para ver el impacto de posponer el pago de impuestos.

No soy el mayor experto en impuestos, así que esta entrada debe ser entendida como una introducción básica, y centrada en asalariados. En españa los asalariados pagamos impuestos por dos conceptos, que forman dos bases diferenciadas (las desgravaciones de una base no pueden aplicarse a la otra):
  • Por rentas del trabajo
  • Por rentas del ahorro

Rentas del ahorro

Las rentas del ahorro pagan alrededor del 21% sobre la plusvalía obtenida. Las minusvalías desgravan.

Evitar los impuestos sobre las rentas del ahorro es muy sencillo: no vendas nunca tus productos financieros. Si tienes tus ahorros en un fondo de inversión que ha duplicado su valor en los últimos 10 años, no pagas nada -mientras no vendas.

¿Quieres vender tu fondo de inversión indexado al S&P500 y comprar uno que indexa el MSCI World? Ni se te ocurra vender para luego comprar el otro. Haz un traspaso, que no tributa, de ese modo pospones el pago de impuestos hasta que necesites retirar el dinero.

Si tu objetivo es la jubilación anticipada nunca deberías vender tus productos financieros hasta haber conseguido dicha jubilación. Pero en el caso que necesites vender tus productos financieros por una necesidad imperiosa, la recomendación es vender productos en plusvalía y en minusvalía de manera equilibrada para poder desgravar los impuestos. Ves con cuidado cuando desgraves minusvalías: durante unos meses no podrás recomprar productos similares, o hacienda podría considerar que has trampeado vendiendo y recomprando lo mismo solo para poder desgravarte.

En cualquier caso, recuerda que no deberías vender nunca tus inversiones hasta llegar a la jubilación anticipada, y que deberías tener parte de tus ahorros en liquidez para cubrir emergencias.

Rentas del trabajo

En las rentas del trabajo hay muy pocas opciones. Después de agotar los mecanismos que te ofrezca tu empresa para desgravar (tiquet restaurante, tiquet transporte, tiquet guardería, vestuario, etcétera), solo te queda una opción: los planes de pensiones. Éstos instrumentos son similares a los fondos de inversión, con la salvedad de que las aportaciones permiten desgravar impuestos y que la desinversión está limitada legalmente.

Por desgracia, si tu empresa no te ofrece un plan de pensiones deberás contratarlo tu mismo, y el mercado para individuos es realmente malo en España. Las condiciones suelen ser malas y las comisiones altas, aparte de haber muy poca variedad de índices en los que invertir.

Aun así, los planes de pensiones permiten desgravar una parte muy notable de los impuestos sobre nuestro sueldo. Además, piensa que la desgravación se aplica al tramo más alto del sueldo. Por ejemplo, ahora en 2015 un sueldo de 30.000 brutos euros pagaría (en el caso de familia individual sin cargas) un tipo de IRPF del 20,62%. Sin embargo, el tramo que va desde los 20.200€ hasta los 30.000 paga un 30%. Así, invertiendo en planes de pensiones 8.000€ ahorraremos 2.500€ en impuestos, dejando el tipo de IRPF en 12,62%.

Los planes de pensiones adquirieron muy mala fama durante la primera década del 2000 porque sus ventajosas condiciones fiscales se deterioraron notablemente. En el pasado, al recuperar el plan de pensiones no se tributaba por el dinero ahorrado; actualmente sí deberemos tributar por él, como renta del trabajo. Aun así, posponer el pago de estos impuestos es beneficioso, como mostraré en un ejemplo al final del post. Además, normalmente tras la jubilación nuestra renta mensual será inferior a la que percibíamos mientras trabajábamos, por lo que el tipo de IRPF será también menor, aumentando así la efectividad de los planes de pensiones.

Otra crítica histórica a los planes de pensiones es que no podemos disponer del dinero hasta los 67 años, excepto en circunstancias muy limitadas. Afortunadamente, esto ha cambiado recientemente y actualmente se permite retirar los fondos de los planes de pensiones a los 10 años de haber hecho las aportaciones, lo cual es de extremo interés para la jubilación express.

El límite de aportaciones a planes de pensiones va variando según el año, pero actualmente es de 8.000 euros o de un tercio de nuestros ingresos netos, el menor de ambos números.

Efectos prácticos de desgravar y posponer impuestos


Para ilustrar el impacto de posponer el pago de los impuestos usando un plan de pensiones os presento un ejemplo usando la norma tributaria de 2015 y muchas simplificaciones:

Juan y María ingresan ambos 30.000€ brutos al año. Ambos tienen circunstancias familiares idénticas y pagan un tipo de IRPF del 20,62%, lo cual les deja un sueldo neto de 25.577€. El tramo más alto de IRPF que pagan es 30% para ingresos que superan los 20.200€. Juan invierte cada año 8000€ en un plan de pensiones, mientras María lo invierte en un fondo de inversión que obtiene exactamente la misma rentabilidad (7%) que el plan de pensiones de Juan, y paga las mismas comisiones (0,5%). Juan acaba reduciendo su base imponible a 2.200€, por lo que reduce su tipo de IRPF a 12,62%, y acaba pagando 3.786,81€, mientras que María paga 6.186,81€. Juan recibe el ahorro en impuestos en la devolución del IRPF el año siguiente y lo invierte también.



Vemos que a los 50 años de edad Juan ha conseguido ahorrar 657.000€, mientras María ha acumulado 506.000€, una diferencia de 151.000€!

Para ilustrar el impacto de ahorrar impuestos evitando vender y recomprar fondos de inversión os presento otro ejemplo, mucho más sencillo:

Juan y María tienen cada uno un fondo de inversión en el que ahorran 500€ al mes. María cada año vende su fondo y compra otro, intentando  aumentar su rentabilidad. Esta operación le supone una retención del 21% en cuenta sobre las plusvalías obtenidas. Juan va acumulando capital durante 25 años sin vender nunca. Ambos obtienen una rentabilidad del 7% anual y pagan comisiones de gestión del 0,2%.



Podemos ver como Juan paga su impuesto al final, mientras María ha ido pagando año tras año. Esto le ha permitido a Juan que el dinero cuyo pago ha pospuesto le haya ido reportando intereses durante los 25 años, por lo que al final ha acumulado 27.000€ más que María.

0 comentarios:

Publicar un comentario